“Con que impaciencia yo esperaba que volviese volando de algún paseo por los alrededores!” Oliverio Girondo
Y cuando volvía a mi, lo abrazaba fuertemente, no quería dejarlo escapar. Retenerlo, fundirme, entregarme y así unidos echarnos a volar.
Entre cielos cósmicos, cuyas estrellas alumbran nuestros cuerpos desnudos, y la luna se hacia cómplice de nuestro viaje, entre influjos amatorios y brebajes con hechizos salidos de su entrañas.
Volar sin detenernos, sin prisas ni tiempos, degustándonos sorbo a sorbo cada centímetro de dermis. Paladeando, recorriendo, descubriendo, explorando, gozando…
Y volar sin cometer el pecado de tocar tierra ni siquiera una minúscula fracción de segundos, porque los dos sabíamos que era imprudente, insensato y hasta veces doloroso.
1 comentario:
gracias Dragoncita x estar siempre cerca y dejar gratos comentarios.
besos
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