sábado, 15 de septiembre de 2007

FRACCION DE SEGUNDOS - RELATO

Fracción de segundos

“Afuera, las previstas hileras de casas bajas y de casas de un piso habían tomado ese aire abstracto que suelen tomar en la noche, cuando la sombra y el silencio las simplifican. Ebrio de una piedad casi impersonal, camine por las calles”
Jorge Luis Borges (el Zahir)

Sin detener mi marcha, cansina, desganada, pero con la imperiosa necesidad de llegar a destino. Mi mente viajaba mas rápido que mis pies cansados, titubeantes… ella tejía como arácnido ansioso previendo una tormenta, y las imágenes flascheaban mi alborotado cerebro.
Una a una, pasaban velozmente, una a una sin intervalos, casi sin poderlas enumerar, en un viaje vertiginoso subido al tren del engaño.
El corazón se aceleraba, la sangre bullía dentro de mis arterias, me quemaba vivo, y el aire enrarecido de la noche ahogaba.
Quizás por un leve momento pensé que aflojando el nudo de la corbata todo volvería a una respiración pausada, quizás tranquila.
Pero el intento fue en vano, peor, porque ya estaba seguro que era la mente la que dictaminaba la taquicardia, el ahogo y el sudor frió.
Quería llegar a destino, quería encontrarla ahí en su más preciada obra teatral, asumiendo el papel más excitante de su vida, quizás el que siempre había utilizado, el confeccionado a su medida, y que yo no supe desenmascarar, o mejor dicho no intuí su magistral actuación.
Una lechuza me silbo sobre la cabeza, mal presagio me dije, demasiado malo decían las viejas comadres de otros tiempos, una muerte, una desgracia, algo ocurriría, no pensé, solo apresure la marcha, total ya estaban los naipes echados sobre la mesa, nada mas que aun me faltaba darlos vuelta y quizás asombrarme, pero a estas alturas ya creí una vez mas haber perdido esa capacidad.
Un cruce de vías, una barrera baja, el detenerse, el esperar el paso del tren, o quizás dudar si no era un aviso, metros de distancia, y un silbido cortado en el silencio de la noche, a punto de llegar el armado caballo de acero, se vislumbraba como una pequeña luciérnaga en la inmensa oscuridad.
Con un pie en el riel, con un pie en la línea del destino, una vez más titubee, una vez mas volví a ahogarme, una vez mas creí morir antes de cometer el acto mas irracional que pueda cometer un hombre.
Porque esa barrera? Porque ese tren? Ahora frente a mi camino, frente a mi futuro.
Milésimas de segundos, que se tornaban una inmensidad, y esa sola fracción para elegir tu destino.
El pie izquierdo sobre el riel, esperando su compañero.
El derecho ordenando la retirada, uno mas hacia atrás… solo eso debía hacer, solo eso… uno hacia atrás…o uno hacia delante y no ver con mis propios ojos su engaño, sus mentiras, su otra vida, el lugar donde a escondidas se reían de mí. Donde urdía cada noche su acto pasional, regalando a otro sus besos, sus orgasmos, sus caricias.
Esa sola fracción de segundos, duro demasiado, casi ya sin prisa me fundi en el, cuando el derecho tardo demasiado en emprender la retirada.
Torment@

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